Si te preguntaran qué tipo de mamá o papá eres, ¿cómo te definirías? ¿Cómo crees que te definirían tus hijos? ¿Por qué has elegido ese estilo parental, esa forma de ser mamá o papá? ¿Crees que el estilo con el que tus padres te educaron ha influido en el tipo de padre o madre que eres ahora?
El estilo parental es el conjunto de creencias y principios, así como las estrategias que se derivan de estos, que cada papá o mamá utilizan para educar a sus hijos. Se va creando a partir de diversos factores: la personalidad de los papás y de los niños, la cultura, los valores de cada persona, etc., y va evolucionando con el tiempo y según las necesidades de los hijos.
En la mayoría de las ocasiones, el estilo parental de nuestros padres influye en nuestra forma de educar a nuestros hijos; ya sea repitiendo estrategias o actuando de manera contraria por no querer que los hijos vivan una misma circunstancia que a nosotros no nos gustaba o con la que no estamos de acuerdo.
En el siguiente cuadro se ubican los diferentes estilos parentales. En este caso, están definidos por dos factores que son los más importantes de la Disciplina Positiva: la amabilidad y la firmeza.* Ser amable implica ser respetuoso con el niño. La firmeza, contrario a lo que se suele pensar, no equivale a castigos, sermones y formas de imponer control. Es más bien respetarnos a nosotros mismos y las necesidades de la situación.
Estilo Autoritario: mucha firmeza y poca amabilidad.
Este es un estilo parental de autoridad vertical. Los padres –que saben más, valen más– dan órdenes y se espera que los hijos obedezcan sin cuestionar.
Era el más popular y utilizado hace algunos años. Probablemente has escuchado historias de tus padres o abuelos en las que explican que ellos obedecían a sus papás o profesores sin cuestionarlos. En realidad, más que obedecer por convicción o por respeto, lo hacían por miedo a los castigos –incluso físicos– que les imponían.
El estilo parental autoritario no respeta a los niños, pues no los tiene en cuenta ni se les da libertad de opinar y decidir. En consecuencia, se pueden convertir en personas con baja autoestima, tímidos, rebeldes, violentos o con poca capacidad de pensar antes de actuar.
Estilo Negligente: poca firmeza y poca amabilidad.
En este estilo parental están los papás que se han rendido o que se sienten insuficientes para educar a los hijos. Básicamente con su actitud –e incluso verbalmente– les dicen: «haz lo que quieras, yo ya no puedo, a mí me da igual».
En el estilo negligente no hay respeto por los hijos, los padres se han rendido con ellos y no se tiene confianza en sus capacidades, se les hace entender que no tienen importancia. Por otro lado, los padres tampoco se respetan a ellos mismos ni por lo se les exige en esa situación.
Cuando los papás están en este punto, los hijos piensan «no les importo», «no me quieren», «no soy importante». Esto puede generar que los niños sean irresponsables, desmotivados, resentidos o antisociales.
Estilo Permisivo: poca firmeza y mucha amabilidad.
Este es un estilo parental permisivo y sobreprotector. Los padres se sienten los responsables de la felicidad de los hijos. Por lo tanto, intentan complacer en todo a los niños con la finalidad de que no sufran, que no haya nada que los aleje de ser felices. Su principal pensamiento es: «que no les falte de nada, que tengan todo lo que yo no tuve».
Nos encontramos ante un estilo parental muy común hoy en día. Vivimos en una sociedad rápida, competitiva y consumista. Ambos padres trabajan muchas horas y tienen pocas posibilidades de conciliar vida laboral y familiar. Esto hace que pasen poco tiempo con los hijos y para compensarlo los complacen en todo: ropa, tecnología, juguetes, viajes, entretenimiento, etc.
Esta creencia la trasladan a los hijos y entonces ellos también viven pensando que sus padres, o las demás personas, son las responsables de su felicidad; y que ésta la encontrarán cuando les complazcan sus deseos. Son niños que se sienten merecedores y se vuelven arrogantes, soberbios, violentos, consumistas.
Consentir y complacer en todo a los niños no es respetuoso, tampoco lo es protegerlos de todas las decepciones pues no tendrán oportunidad de ejercitar las habilidades para superar las frustraciones y decepciones, la responsabilidad por sus actos, etc. Por supuesto, tampoco es respetuoso para los papás vivir en un estado de alerta máxima para proteger a sus hijos en todo momento haciendo hasta lo imposible para que ellos sean felices.
Estilo Capacitador: mucha firmeza y mucha amabilidad.
También se suele llamar democrático, y con diferencia al autoritario vertical, éste es un estilo horizontal en el que los padres reconocen que ellos y sus hijos son iguales en cuanto a que tienen el mismo valor, pero no pierden los roles. Los padres creen y confían en las capacidades de los hijos y valoran los errores como oportunidades para aprender.
Los niños con padres capacitadores se sienten queridos, respetados y tenidos en cuenta por sus padres. De esta manera se forman como personas independientes, compasivas, responsables, resilientes y con alta autoestima.
La Disciplina Positiva se enfoca en este cuadrante. Su piedra angular es ser amables y firmes al mismo tiempo y todo el tiempo.
Por supuesto que en la vida las cosas no son blancas o negras, así que la mayoría de los papás nos hemos ubicado en cada uno de los cuadrantes en algún momento de la vida. No somos perfectos y muchas veces nos podemos dejar llevar por nuestro propio estado de ánimo. Por ejemplo, si estamos cansados, somos negligentes; si estamos de buen humor, somos capacitadores.
Lo más importante no es cuántas veces nos equivoquemos, sino que sepamos reconducir nuestro error, aprender de él y que les demostremos en todo momento a nuestros hijos que los amamos incondicionalmente.
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*Otros autores los han definido por el control y exigencia y el afecto y comunicación.