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diciembre 4, 2018

Una navidad respetuosa y responsable


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Ha comenzado el mes de diciembre y con esto la época navideña. Un hombre que escuché el domingo por la calle, explicaba que: “estamos en Navidad, el tiempo del año dedicado a los niños en el que todo es alegría y felicidad, todo es por y para ellos.”

Personalmente creo que la Navidad es para todas las personas, no sólo para los pequeños. Por otro lado, aunque sea una época en la que ciertamente los niños y las actividades dirigidas a ellos, cobran más protagonismo, no significa que sea un momento para desorientarnos y perder el norte de lo que es realmente importante.

Me refiero a que Navidad no es, o no debería ser, igual a regalos y juguetes. Pero desafortunadamente, en muchas casas sí significa compras y consumismo desmedido. En ocasiones se utiliza la premisa de: “que mis hijos tengan todo lo que yo no tuve” o “si puedo permitírmelo, ¿por qué no?”

Por su parte, las jugueterías lanzan un amplio y casi interminable catálogo de juguetes. Los niños lo hojean y se dedican a marcar todo lo que quieren pedir. En la mayoría de los casos ese deseo por el juguete nace en el momento en que lo ven. Lo mismo sucede con los anuncios de la televisión.

Por supuesto eso es la que las grandes marcas y tiendas de juguetes buscan, y que logran bastante bien: encender el deseo de los niños a tener tal o cual juguete. Entonces, ¿será que los niños son consumistas “de nacimiento” o los adultos tendremos algo que ver con eso?

A principios de octubre estaba yo en una juguetería pagando un regalo para una fiesta infantil. Entonces llegó una señora preguntando por un tipo de muñeca muy concreto. La dependienta le contestó que estaban agotadísimas. Y la señora entró en pánico porque ella pensaba que iba bastante bien de tiempo para comprar el que sería “el juguete estrella de estas navidades” y lo que su hija más quería para Navidad. Como la dependienta no le supo decir cuándo volverían a recibir esas muñecas, la mujer estaba visiblemente desesperada, sobretodo porque, según explicaba, el año pasado le pasó algo similar y su hija se tuvo que quedar sin aquel juguete tan deseado.

¿Qué estamos haciendo de nuestros hijos durante la Navidad? ¿Qué les estamos enseñando? Y sobretodo, ¿qué están aprendiendo ellos con nuestras palabras y acciones?

El peligro del consumismo en Navidad

En la sociedad en que vivimos, ser libres nos parece lo más normal. Queremos que nuestros hijos sean libres y en cierta medida pensamos que lo son, pero no nos damos cuenta de que, al fomentarles el consumo desmesurado, les estamos quitando libertad y los hacemos esclavos de las cosas materiales.

El mayor peligro del consumismo es que pierden la noción entre el ser y el tener. Muchos niños, y también adultos, piensan que son lo que tienen; son mejores si tienen más o mejores cosas. Entonces comienzan las comparaciones sobre lo que cada uno ha recibido en Navidad o el día de Reyes. Incluso las redes sociales se llenan de fotos que, con o sin intención, presumen del poder adquisitivo reflejado en los regalos bajo el árbol.

¿Será que un niño que recibe cinco regalos es mejor o más bueno que el que ha recibido dos? Los niños llegan a esa conclusión cuando los adultos utilizan chantajes o amenazas típicas, atroces y nada respetuosas como: “si no te portas bien, Papá Noel no te traerá juguetes.” “Los Reyes Magos te están viendo y si no eres bueno, te dejarán carbón.

¿Realmente algún papá o mamá que haya dicho esto a sus hijos, lo ha cumplido y los ha dejado sin ningún regalo la mañana de Navidad o del día de Reyes? ¿Es válido decirles este tipo de mentiras?

De estas frases, los niños sólo pueden obtener conclusiones y creencias negativas. Por mencionar algunas:

  • Sólo se deben portar bien cuando “alguien” lo está observando.
  • Sólo se deben portar bien porque recibirán algo a cambio.
  • La persona que les ha dicho eso miente porque aun “portándose mal” ha recibido juguetes.
  • Si a mí, los Reyes Magos me dan 2 juguetes y a mi amigo 5, quiere decir que yo no he sido tan bueno como él.

Con frases como esta transmitimos a los niños que cuenta únicamente el resultado y no el proceso. Nos enfocamos en el comportamiento a corto plazo y no en el proceso de aprendizaje a largo plazo. También les hacemos creer que el número o la “calidad” de los regalos dependerá de lo buenos que han sido.

Además, cuando se acabe la Navidad, ya no habrá ningún motivo para portarse bien. Aunque por supuesto, los adultos siempre encuentran algo con qué chantajear a los niños para que se “porten bien” en lugar de alentar y motivar adecuadamente su conducta. Frases como, por ejemplo: “si no compartes llamaré a los Reyes para que vengan y le lleven todos tus regalos a alguien que sí los vaya a compartir.”

Así pues, como he dicho antes, los niños educados en el consumismo pierden la noción entre el ser y el tener. No son lo que tienen. No son mejores por haber recibido más regalos de Papá Noel, ni han recibido menos porque hayan sido malos. Por favor, no utilicemos la Navidad y todo lo que incluye, como moneda de cambio para conseguir que hagan o dejen de hacer lo que nosotros deseamos.

¿Cómo lograr una Navidad respetuosa y responsable?

Algunas estrategias para tener una Navidad respetuosa y responsable y no caer en el consumismo durante esta época son:

  • Evitar los catálogos de las tiendas de juguetes. Si se los damos a los niños, ellos pedirán todo lo que vean sin ningún tipo de filtro.
  • Estar alerta a los anuncios de la televisión o prescindir de ella en la medida de lo posible para evitar ser constantemente bombardeados de publicidad de juguetes.
  • Acompañarlos y ayudarlos a reflexionar: ¿lo quieres realmente? ¿por qué? ¿lo necesitas? ¿tienes algo parecido?
  • Dedicar tiempo a observar el juego de los niños y sus intereses. De esta manera se pueden comprar juguetes o materiales que sean de acuerdo con sus necesidades, a la etapa en la que se encuentran y a sus preferencias.
  • Buscar juguetes responsablemente, que estén hechos con buen material, que sean duraderos y que aseguren muchos años de juegos.
  • Elegir juguetes y materiales que fomenten el juego libre y que pongan en marcha la imaginación y la creatividad de los niños. Es preciso recordar que, entre más sonidos, luces y movimientos haga un juguete, menos hace el niño. “Es el niño quien se debe poner en marcha con el juego, no al revés.”
  • Limitar o medir el número de juguetes. Se pueden hacer otro tipo de regalos como: libros, experiencias o actividades en familia, tiempo juntos, etc.
  • Como siempre, lo más importante es dar ejemplo. Si nosotros somos consumistas, compramos sin medida y sin necesidad, los niños aprenderán a ser consumistas.

En definitiva, los niños no nacen siendo consumistas, se hacen por influencia nuestra. El consumo no es malo, lo que lo arruina es el exceso y el poco criterio con el que se utiliza. De nosotros depende aprovechar esta época navideña para comprar conscientemente y sobretodo, para recordar que las cosas materiales están a nuestro servicio y no al revés.

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  1. De acuerdísimo! Sinceramente mi peque es una enanita aún, pero tengo miedo de que creciendo puedan haber comparaciones con sus compañeros de clase…

    1. Autor

      Desafortunadamente, las comparaciones entre compañeros de clase están presentes por cualquier motivo. Pero sí, lo importante es que los objetos materiales no los confundan y los hagan pensar que son mejores o peores personas por tenerlos o no tenerlos.
      ¡Un saludo! 🙂

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