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mayo 11, 2017

Juego libre y material desestructurado


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El sábado pasado asistí al tercer encuentro Crecer sin prisas de Tiempo de Infancia. En esta ocasión fue sobre el juego libre y el material no estructurado. La charla estuvo a cargo de Casiana de Joguines Grapat. El material de Grapat lo había visto en alguna tienda y por internet, y además había oído hablar de los mini mundos. Pero lo que más me interesaba, además de conocerlo más a fondo y de mano de su creadora, era saber cómo introducir a mis hijos a este tipo de juego libre con material desestructurado. Ha sido todo un placer escucharla y pasar una mañana tan enriquecedora reflexionando sobre el juego de los niños y nuestro rol como padres.

El juego libre es la manera natural en que aprenden los niños.

Jugar es el trabajo de los niños y por tanto, a lo que deberían dedicar la mayor parte de su tiempo. El juego es algo serio, no es una forma de mantenerlos ocupados y entretenidos sino la forma en que ellos exploran el mundo, conocen, se expresan y aprenden (esto último sin que exista una intención en concreto).

Si bien es verdad, los niños no necesitan que les enseñemos a jugar, pues es una actividad que realizan por naturaleza. Sin embargo, quizás si necesitan que nosotros les proporcionemos los mejores juguetes o materiales, y no me refiero a gastar mucho dinero en juegos súper elaborados y complejos, sino todo lo contrario; entre más simple sea un juguete, más activa será la mente del niño. Tal y como comenta Catherine L’Ecuyer:

«Al margen de la naturaleza, pienso que es importante dejar de dar protagonismo a los juguetes que tienen pilas y botones. Es el niño que se ha de poner en marcha a través del juguete, no el juguete que se ha de poner en marcha mediante el niño.»

Los juegos estructurados y dirigidos así como también los que tienen pilas, ruidos y botones son en primera impresión más atractivos porque requieren menor esfuerzo para pensar pues ya está todo dado y listo para jugar.

Por otro lado, el juego libre y con material desestructurado puede parecer que no tiene sentido porque no tiene normas ni una finalidad concreta, como aprender algo a través de éste (por ejemplo, los colores, a sumar, etc.). Sin embargo, es un tipo de juego mucho más enriquecedor porque pone en marcha procesos de pensamiento más complejos, favorece la imaginación y desarrolla el pensamiento creativo entre otras muchas ventajas.

En este sentido, Casiana apuesta por juguetes o materiales con formas menos definidas e inacabadas, pues así el niño tendrá más opciones a la hora de jugar porque un mismo objeto se puede convertir en lo que ellos decidan en cada momento del juego.

Aunque la charla fue interesantísima, lo mejor de la mañana fue tener la oportunidad de experimentar y jugar nosotros mismos con diferentes materiales que nos tenían preparados: palos de madrea, pinzas de la ropa, piedras, ramas, piñas, bloques de corcho, los nins de Grapat, rollos de cartón, flores, pétalos de rosa, piezas de madrera y crear mini mundos. Definitivamente salí con ganas de propiciar mucho más el juego libre con material no estructurado en casa pero sobretodo de volver a ser niña y reaprender a jugar.

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